Reseña: EL PROBLEMA DE LOS TRES CUERPOS
El problema de los tres cuerpos es una novela de Cixin Liu. Él es el principal exponente de la ciencia ficción de China. Si bien la historia comenzó como una publicación en la revista Science Fiction World, en 2006, no fue publicado en formato libro hasta el 2008, Luego fue traducido al inglés en 2014 y obtuvo el premio Hugo en 2015, desde donde se transformó en lectura aconsejada a todos los apasionados por el género. La primera edición en español solo fue posible conseguirla a partir del 2016. El problema de los tres cuerpos es una trilogía, siendo los siguientes títulos: El bosque oscuro y El fin de la muerte. El nombre de la novela no es casual, se basa en un problema real de física, consiste en determinar la posición y velocidad de tres cuerpos sometidos a sus respectivas atracciones gravitacionales. Es un problema que aún no tiene una respuesta aplicable a todos los casos. La novela cuenta la historia del primer contacto extraterrestre, a través de las vivencias de los personajes que se van entretejiendo en una trama que encubre un complot que afectará a todos los seres del planeta. El autor expone muchos temas técnicos y científicos, que van desde el funcionamiento básico de una estación de radiocomunicación, pasando por el funcionamiento de una computadora, hasta una descripción del movimiento de un sistema de estrellas triple y como este afecta a los planetas que las orbitan. Aquellas personas que han leído a otros autores del género, aquellos que describen los resultados de una tecnología, pero no entran en su detalle, esta novela puede llegar a ser bastante compleja, si carecen de los fundamentos técnicos que los soportan. Desde un punto de vista del contexto, que le da a la trama su esencia, este se encuentra marcado por los resultados de la revolución cultural proletaria de China, y las profundas heridas que dejó en los intelectuales de su época. En mi opinión, es una historia bien contada que cubre al menos dos generaciones, principalmente en China. Sin embargo, las primeras ciento cincuenta páginas pusieron a prueba mi resistencia. Aunque, la promesa de encontrar el motivo para merecer un premio Hugo, me obligó a seguir. La segunda mitad del libro la encontré más entretenida, aunque, no fue hasta las últimas páginas que descubrí la joya que buscaba, la cual me dejó gratamente sorprendido. Algo parecido me ocurrió cuando leí «Las esferas luminosas», del mismo autor.